BREVE GLOSARIO

SOBRE CONCEPTOS (EN CONSTRUCCIÓN) AFINES AL CAMPO DE LA INNOVACIÓN TECNOLÓGICA POPULAR

Para este apartado contamos con colaboraciones de invitadxs de diversas disciplinas, universidades y organizaciones, quienes han desarrollado breves conceptualizaciones que nos ayudan a orientar la construcción del campo de la Innovación Tecnológica Popular. Es importante aclarar que nuestra intención no es la clausura de las mismas, sino que sean orientativas de un estado de la cuestión sobre debates teóricos que se encuentran en relación dialéctica con prácticas concretas, a nivel investigativo, de gestión, territorial, etc.

Innovación Tecnológica Popular

Ayelen Cavalli (UNMDP-CONICET) y Tomás Carrozza (UNMDP)
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Innovación Ciudadana

Mayra Garcimuño
(UNICEN-CONICET)
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Tecnologías para el desarrollo inclusivo y sustentable

Paula Juárez
(UNQ)
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Movimientos de Innovación de Base

Mariano Fresoli
(CENIT- CONICET)
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Co-diseño de tecnología

Carola Ruppel
(UNMDP)
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Economía Popular

María Inés Fernández Alvarez
(UMET-UBA-CONICET)
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Economía Social y Solidaria

Maximiliano Palladino (UNMDP)
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Economía popular con perspectiva de género

Lucia Keogan
(UNMDP)
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INNOVACION TECNOLOGICA POPULAR

Ayelen Cavalli (UNMDP-CONICET) y Tomás Carrozza (UNMDP)

Nos posicionamos desde la mirada que define a la innovación popular como aquella que entiende a los diversos tipos de innovación (de producto, proceso, organización y comercialización) desde una perspectiva interactiva de base o comunitaria. Es decir, la innovación no es un proceso lineal que comienza con la inversión presupuestaria estatal o privada en ciencia básica, se transforma en ciencia aplicada (tecnología) y finaliza siendo un producto manufacturado disponible a la venta en el mercado para lxs usuarixs. Por el contrario, una innovación puede surgir en cualquier momento de la cadena mediante múltiples movimientos y retroalimentaciones. Desde esta mirada, se cuestiona la clásica perspectiva de la innovación piramidal e imitativa de los denominados “países desarrollados”, así como el monopolio de grandes laboratorios de I+D, enfatizando el rol de las organizaciones de base y las necesidades de las comunidades locales. Asimismo, desde dicha perspectiva la producción de conocimientos y saberes se horizontaliza y se emplaza en dinámicas de retroalimentación. Esto habilita debates sobre formas colaborativas y situadas en el diseño de tecnologías, formas de organización, producción del trabajo y legitimación de la participación de los sectores populares en la toma de decisiones de las políticas públicas. Asimismo, desde esta óptica los procesos de innovación popular buscan salir de lógicas subalternas y avanzar en la generación de innovaciones de productos y procesos replicables y escalables, mediante la incorporación de valor agregado.

INNOVACION CIUDADANA

Mayra Garcimuño (UNICEN-CONICET)

La innovación ciudadana (IC) es una forma de trabajar colectivamente en la creación de nuevas herramientas, metodologías, tecnologías y especialmente comunidades con el fin de dar respuesta a una problemática común, de manera que el trabajo en conjunto permita desarrollar mejores soluciones, más eficientes y suficientemente adecuadas a los destinatarios de las mismas.
Ante la crisis de las instituciones creadas en los siglos pasados (en particular los Estados y las instituciones abocadas a la enseñanza – Universidad/Escuela), los proyectos que promueven la IC son una potente herramienta de cambio social para la democratización del acceso a la ciencia y la tecnología de toda la población.
Por otro lado, los espacios donde se fomenta la IC permiten aunar esfuerzos y crear Sinergia entre las instituciones del sector público, el sector privado, la academia, la sociedad civil organizada, y la ciudadanía. En palabras de Pablo Pascale, Responsable del Proyecto de Innovación Ciudadana de la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB) “solo entre todas y todos conseguiremos mejorar el mundo en que vivimos”.

TECNOLOGIAS PARA EL DESAROLLO INCLUSIVO Y SUSTENTABLE

Paula Juárez (UNQ)

Las Tecnologías para el Desarrollo Inclusivo Sustentable pueden ser definidas como: formas de diseñar, desarrollar, producir, implementar y/o evaluar tecnologías (de productos, proceso o de organización) orientadas a resolver problemas sociales y/o ambientales (Thomas, 2009).
A diferencia de los procesos de innovación y desarrollo tecnológico orientados al mercado – que definen su éxito por la obtención de lucro obtenido mediante la generación de un monopolio relativo de mercado, en última instancia excluyentes-, el concepto TEDIS busca dar cuenta y ordenar una gran cantidad de definiciones y conceptualizaciones, de debates y prácticas co-existentes sobre cómo generar dinámicas de desarrollo inclusivo sustentable.
Bajo este paraguas es posible identificar nociones como tecnologías apropiadas, tecnologías de apropiación colectiva, tecnologías intermedias, tecnologías para pobres, tecnologías verdes, innovación para la transformación, base de la pirámide, grassroot innovation, tecnologías libres, tecnologías democráticas, innovación inclusiva, tecnología social, sistemas tecnológicos sociales, así como más de 500 definiciones distintas de innovación social, entre otras (Thomas, Juarez y Picabea, 2015).
Así, esta definición hace referencia a un amplio abanico de conceptos y prácticas que incluye diferentes abordajes sobre la relación tecnología-pobreza o bien tecnología-desarrollo. De estas diversas perspectivas de innovación y tecnologías orientadas por criterios de inclusión social y sustentabilidad ambiental derivan distintas visiones normativas, construcciones de relaciones problema-solución, aprendizajes, definiciones temáticas o niveles de alcance territorial, etc. (Juarez et al, 2011).
La relevancia política de este concepto paraguas – “Tecnologías para el desarrollo inclusivo sustentable”- radica en generar un conjunto unificado (aunque internamente diverso y heterogéneo) que contraste las racionalidades imperantes sobre la innovación tecnológica, y construya nuevas opciones de praxis sistémica que generen dinámicas amplias de inclusión social y sustentabilidad.
Las Tecnologías para el Desarrollo Inclusivo Sustentable (TeDIS) son –deberían ser- un componente clave en las estrategias de desarrollo socio-económico equitativo, sustentabilidad ambiental, democratización política y construcción de espacios de libertad y justicia (Thomas, 2009). Los desafíos locales y globales de transformación inclusiva sustentable sólo parecen viables mediante la concepción e implementación de estrategias que hagan un uso intensivo de TeDIS.

MOVIMIENTOS DE INNOVACION DE BASE

Mariano Fresoli (CENIT- CONICET)

Los movimientos de innovación de base son redes de activistas, académicos, especialistas y amateurs que buscan desarrollar tecnologías y conocimientos para solucionar problemas que no tienen respuesta por parte del mercado o de las organizaciones estatales. Entre los ejemplos más notorios de estos movimientos se encuentra el movimiento de Tecnología apropiada, la Red de Tecnología Social en Brasil, el Plan Lucas en el Reino Unido y el Movimiento de Ciencia para la Gente en la India. Más recientemente, los movimientos de innovación comenzaron a apropiarse y resignificar buena parte de las herramientas digitales creando redes de hackerspaces, makerspaces, laboratorios de fabricación digital y laboratorios ciudadanos, entre otros. Sus formas de acción colectiva se caracteriza por la participación de múltiples actores en los procesos de innovación, el fomento del aprendizaje en la práctica, y la experimentación con nuevos modelos de colaboración abierta. Muchas tecnologías que hoy en día consideramos normales como los calefactores solares, los aerogeneradores, biodigestores, el software libre y las impresoras 3D fueron desarrolladas y popularizadas por estos actores. Un aspecto importante de los movimientos de innovación es que, como parte del proceso de innovación, también construyen imaginarios de cambio tecnológico que desafían las visiones convencionales de la ciencia y la tecnología. Por ejemplo, es imposible desligar la experimentación con soluciones de baja escala y no contaminantes del movimiento de tecnologías apropiadas con los inicios del debate sobre cambio climático, los límites al crecimiento y el desarrollo a escala humana que se produjo en la década de 1970. Así, en momentos de crisis global , los movimientos de innovación son una parte importante de la construcción de narrativas que nos permiten pensar otros futuros, más ecológicos, justos y democráticos.

CO-DISEÑO DE TECNOLOGIA

Carola Ruppel (UNMDP)

Tomando las vertientes teóricas de Manzini, Ehn, Brown y Pelta, llamamos Co-diseño a las prácticas proyectuales, que incluyen no solo a les usuaries/consumidores, en las etapas de desarrollo de productos/servicios, sino también a aquellas que incorporan de manera reflexiva y crítica aspectos culturales, sociales, tecnológicos y medioambientales en la resolución de problemas.  La metodología del Co-diseño se define como una actividad que se realiza entre personas y grupos, en donde se establecen estrategias desde las redes de las que forman parte, teniendo en cuenta sus puntos de vista, intereses y tensiones. En este sentido, se pregona un debate social en el que cada actor interactúa de diferente manera (desde la colaboración hasta el conflicto) y en diferentes momentos (en tiempo real o desconectados de la red) . De esta manera el diseño se piensa en términos expansivos, modificando el paradigma de “Diseño de Autor” en el cual se  diseña “para” otres, a diseñar “con” las personas involucradas. Esto genera  procesos más democráticos y afectivos, cuyo diálogo se promueve de forma horizontal considerando los diversos saberes y vivencias.  Asimismo, se generan nuevos espacios de acción, participación y co-creación con otros actores y disciplinas en el diseño de artefactos, procesos, servicios, estructuras de gestión y sistemas, en pos de dimensionar las diversas aristas de los problemas a resolver, a través de promoción de ideas creativas y reales. Esta perspectiva de diseño se enfoca en las necesidades y oportunidades de las comunidades y estimula su participación no sólo en la búsqueda de una solución técnica del problema, sino también en su definición y significado. La solución entonces se compone de variables técnicas, culturales y de apropiación para que sean aceptadas y, a su vez, para que generen aspectos de desarrollo y autonomía para las comunidades que se beneficien de ella.

ECONOMIA POPULAR

María Inés Fernández Alvarez (UMET-UBA-CONICET)

Economía popular es un término polisémico y en movimiento que comienza a utililizarse en América Latina en los tardíos años ochenta para referirise a las formas de reproducción de los sectores urbanos de la población que no eran incorporados al mercado formal de trabajo. En discusión con nociones disponibles como informalidad -que colocaba la mirada en las formas racional-legales que vinculaban a los individuos con el mercado de trabajo- y marginalidad –que buscaba explicar la especificidad del mercado de trabajo en la región latinoamericana caracterizado por una economía dependiente- el término economía popular acuañado en el contexto de ajuste neoliberal ponderó la gravitación de las organizaciones colectivas y prácticas de ayuda mutua en la reproducción de la vida de las clases populares. Desde esta perspectiva la economía popular fue vista como un proyecto alternativo al neoliberalismo -y en sentido más amplio a la lógica de acumulación del capital- subrayando el carácter solidario como lógica intrínseca y contrapuesta a las prácticas mercantiles. Más recientemente, el término economía popular cobró vitalidad tanto en los procesos de organización política como en la literatura desarrollada en la región en una reflexión que destaca su integración a dinámicas más amplias de acumulación capitalista. Asi, economía popular constituye hoy una categoría relativa tanto a un sector socio-laboral como una categoría política que hace referencia a un universo sumamente heterogéneo de la clase trabajadora que se gana la vida a partir de un conjunto amplio de relaciones laborales, producción y reproducción de la vida que se desarrollan sin derechos laborales y sin patrón visible. El término enfatiza el carácter productivo aunque subordinado de la economía popular, siendo una de las características destacadas la pluriactividad, es decir, la combinación de múltiples actividades socio-laborales. 

ECONOMIA SOCIAL Y SOLIDARIA

Maximiliano Palladino (UNMDP)

La Economía Social y Solidaria (ESS o ESyS) comprende una multiplicidad de prácticas, experiencias y propuestas que buscan dar respuesta a muchas de las problemáticas que impone el sistema actual. La ESS plantea otra visión de la economía, aunando conceptos de diversas perspectivas alternativas que buscan ser transformadoras, más justas y basadas en la construcción colectiva.
El enfoque de la ESS le da un valor prioritario a las personas y al entramado colectivo, al desarrollo sostenible y sustentable de las sociedades y al cuidado de la vida en un sentido amplio. Se prioriza la satisfacción de las necesidades de las personas y el respeto al ambiente, por encima del lucro. 
Hay un gran número de actores (empresas recuperadas, cooperativas, mutuales, etc) e iniciativas (ferias o mercados populares, finanzas solidarias, redes de consumo responsable, etc) que están comprendidas dentro de la ESS y aunque hay un gran respeto por la diversidad, todxs comparten ciertos valores y elementos que permiten pensar un destino común que tenga carácter transformador:

  • La autonomía como principio de libertad y ejercicio de la corresponsabilidad. 
  • La educación como práctica emancipadora, y la autogestión como metodología que respeta, implica, iguala las oportunidades y posibilita el empoderamiento. 
  • La equidad de género, para transformar las desigualdades y promover el respeto y la inclusión.
  • La cultura liberadora como base de pensamientos creativos, científicos y alternativos que nos ayuden a buscar, investigar y encontrar nuevas formas de convivir, producir, disfrutar, consumir y organizar la política y la economía al servicio de todas las personas. 
  • El desarrollo de las personas en todas sus dimensiones y capacidades: físicas, psíquicas, espirituales, estéticas, artísticas, sensibles, relacionales…en armonía con la naturaleza.
  • La solidaridad humana y económica como principio de nuestras relaciones locales, nacionales e internacionales.

ECONOMIA POPULAR CON PERSPECTIVA DE GENERO

Lucia Keogan (UNMDP) La Economía Popular (EP)es un campo en construcción y en continua disputa con miras a comprender e interpretar los modos de trabajar y hacer economía de los sectores populares, desde una perspectiva amplia y situada. A grandes rasgos, la interpretamos de tres maneras que son complementarias entre sí: 
  1. La EP comprende un conjunto de actividades y prácticas sociales de una población que se organiza para cubrir sus necesidades básicas para la reproducción cotidiana de la vida; 
  2. La EP surge como respuesta y propuesta política ante la crisis y los cambios en el mundo del trabajo; 
  3. La EP se presenta como una alternativa a la economía de mercado, desplegando nuevas estrategias organizativas y reconociendo trabajos tradicionalmente invisibilizados pero sumamente esenciales. 
Estas iniciativas no apuntan a maximizar las ganancias sino a la generación de trabajo genuino y a garantizar derechos arrebatados como, por ejemplo, el acceso a la vivienda, la salud, la educación y la cultura. El concepto propone, entonces, el desafío de visibilizar y resignificar las modalidades y prácticas económicas de los sectores afectados por el desempleo y la pobreza. Es así como la EP brota como respuesta a la precariedad de las condiciones de existencia, a través de la organización territorial de unidades productivas domésticas o comunitarias. 
El principal aporte de la EP radica en pensar estos emprendimientos como vías de inclusión social desde una mirada que recupera las capacidades y habilidades productivas y creativas de las personas. Esta mirada retoma los aportes de la economía social pero también brinda un marco local que permite pensar la realidad latinoamericana y argentina. 
Para definir la EP es central incorporar la perspectiva feminista. Por un lado, porque las mujeres y personas LGBT+ protagonizan esta economía. Además, esta mirada valoriza las tareas de cuidado y domésticas no remuneradas lo que permite entender las desigualdades de género y rediscutir cuáles son los trabajos socialmente necesarios para el desarrollo humano.